Todos hemos experimentado alguna vez el poder terapéutico del mar en nuestras vidas. Los beneficios que tiene el estar en una playa o frente al mar son inmediatos. Observando, escuchando y percibiendo con todos los sentidos su materia: agua salada, arena en la piel, la intensidad del sonido de las olas, el azul profundo y el olor marino que te acompaña durante todo el día. Bastan unos minutos para cambiar el estado de ánimo, olvidando las preocupaciones y conectándote contigo mismo, en paz y en el momento presente. En este texto hablaremos sobre el poder terapéutico del mar en nuestras vidas, en lo físico, lo mental y lo espiritual, y cómo podemos aprovecharlo cuando estemos un poco ansiosos o decaídos.
Talasoterapia
La talasoterapia (del griego Thalassa –mar- y Therapia –tratamiento-) usa el poder terapéutico del mar y el medio marino (algas, lodos, clima, agua de mar, arena, el plactón, etc) para generar bienestar en las personas. A través de diversos estudios, se ha comprobado que el agua del mar activa el sistema inmunológico y protege nuestro organismo contra virus, bacterias, defensas bajas y agentes patógenos. Varios centros de salud cuentan con instalaciones cercanas al mar para ofrecer este tipo de terapias.
Y es que los beneficios del mar tanto físicos como psicológicos son extraordinarios. Resulta que por el simple hecho de respirar el agua de mar que pulverizan las olas al romper, estamos realizando las más extraordinaria terapia para las vías respiratorias. Así mismo, es ideal para tratar temas de la piel, ya sea cicatrices, problemas de acné o sudor insano. Como también, para calmar un dolor local o general ya que tiene una función analgésica y sedante.
Pero además, tiene también un efecto revitalizante y estimulante que alivia el cansancio y la fatiga física y mental, así como efectos psicológicos que ayudan a enfrentar problemas de estrés, ansiedad, insomnio y depresión.
Todo esto hace del medio marino una excelente terapia natural. Ya lo dijo Platón, “El agua de mar cura todos los males del hombre”.
“El paisaje es un estado del alma”
Si nos alejaran del medio natural, posiblemente nos marchitaríamos como una flor. Es una necesidad humana de la cual no podemos huir. Frente a cualquier lugar al aire libre nos sentimos más vivos y presentes. Si este lugar es en la naturaleza, este sentimiento aumenta y si tiene una conexión con el mar, la sensación es aún mas profunda. El poder terapéutico del mar se comprueba a partir del hecho de que el medio marino involucra todos nuestros sentidos, haciendo que nos llenemos de energía y vitalidad, sintiéndonos libres y, al mismo tiempo, en calma.
“La calma se instituye como una emergencia del ser, como un valor que domina pese al estado subalterno del ser, pese a un mundo trastornado. La inmensidad ha sido agrandada por la contemplación y la actitud contemplativa es un valor humano tan grande que presta inmensidad a una impresión (…) efímera y particular” (1)
Con solo estar frente al mar, nuestro estado mental y emocional cambian. El océano nos traslada a otra parte, lejos de la tierra, a un lugar ilimitado. Sus reflejos luminosos, su silencio y su movimiento nos hacen vivir más que pensar. Nos encontramos en un espacio profundo en donde, justamente, podemos profundizar en nuestro interior. Además, nos conectamos con un espacio “poco usual” al ser un medio acuático, por lo que nuestra sensibilidad y percepción de las cosas cambia: no es lo que usualmente sentimos, por lo que estamos innovando constantemente de manera psíquica y física. Las imágenes de la materia -naturaleza- nos hacen entrar en un estado de introspección , calma e imaginación ilimitada.
Además, el mar y lo acuático tienen una característica especial y única: fluyen constantemente. Se renueva segundo a segundo, lo que nos hace tener ganas de fluir con él, dejarnos llevar y rehacernos a cada instante, ser y estar en constante cambio.
Escuchar el silencio como terapia
Creemos que el silencio es la nada, pero la verdad es que es más bien la falta de ruido, y como ruido me refiero específicamente a todo aquello relacionado a la maquina. O sea, los sonidos de la naturaleza conforman un entorno silencioso, siempre y cuando no estén invadidos por la maquinaria y lo artificial, estos efectos que alteran tanto nuestro espacio físico como nuestro espacio íntimo. En las sociedades modernas, el único silencio que se conoce es justamente el averío de la máquina, el cesar de la tecnología. Y muchas veces, ni siquiera el callarnos y guardar silencio es bien visto, hay un miedo constante hacia el silencio, queremos llenarlo constantemente para no sentirnos vacíos.
El poder terapéutico del mar no va sólo en lo visual o táctil. Su imponente sonido nos envuelve pero aún así nos deja escuchar el silencio del mundo. Nos aleja por un momento del caos, ralentiza nuestras acciones y nos hace profundizar en nuestro propio ser. Cuando nos adentramos en un medio natural, buscamos silenciar ese mundo industrializado y alborotado para escucharnos a nosotros mismos y conectarnos con aquello que tanto añoramos, que es la calma.
“Hoy en día, es difícil que se guarde silencio, y ello impide oír la palabra interior que calma y apacigua. La sociedad nos conmina a someternos al ruido para formar así parte del todo, en lugar de mantenernos a la escucha de nosotros mismos. De esta manera, se altera la estructura misma del individuo.” (2)
Ejercicios: Sensibilizando el mundo próximo
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¡Anda a la playa!
Si tienes la oportunidad de ir a la playa o entorno marino ¡hazlo!. Muchas veces no nos damos cuenta de que pasan los días y no estamos disfrutando esos pequeños placeres de la vida. Aprovecha los beneficios del mar aunque eso te consuma algo de tiempo a la semana. Cuando estés allá, abre tus sentidos, siente al máximo esta terapia natural del mar: toca, huele, sumérgete en el mar. No se te hará difícil, lo más probable es que siempre lo hagas de manera intuitiva, es lo que nos provoca la playa y el mar: fluir y dejarnos llevar. Puedes probar con hacer algún acto creativo en la arena, como trazar mandalas o formas con piedras, conectándote aún más con el medio. Es lo que se conoce como Land art, una forma de creación artística que usa la naturaleza como lienzo y juega con lo efímero y transitorio de las cosas.
También puedes utilizar el concepto de la caja de arena como medio para conectar con nuestras manos y la naturaleza. Acá puedes leer más sobre esta forma de terapia artística y cómo hacer tu propia caja.“La imaginación será siempre más grande que vivir” (2)
Si no es tu caso, intentemos conectarnos con este medio a la distancia, haciendo un viaje sensorial donde sea que te encuentres. Pensemos entonces lo que nos provoca estar cerca del mar y utilicemos al máximo nuestra imaginación para poder trasladarnos hacia ese estado mental.
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Azul mar
Hablamos anteriormente sobre la psicología del color y el efecto que tiene en nuestra percepción de la realidad. Si algo te está generando malestar o ansiedad, transformarlo a través de los colores. ¿Cómo haremos esto? Identifica una emoción negativa y represéntala como una pintura en tonos azules. Puede ser un simple garabato, algo que normalmente resaltaríamos con rojo o negro, pero ahora de azul, intentaremos apaciguarla y transformarla en algo positivo.
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Danzando con las olas
Sea donde quiera que estés, piensa en el sonido del mar. Cierra los ojos y escucha ese sonido cada vez más intenso. Ahora, muévete a través de ese sonido. Si estas en un lugar público y no quieres llamar mucho la atención, simplemente mueve tu brazo o tu mano. Crea una danza en compás de este sonido. Disminuye su intensidad lentamente. Una vez este sonido se apague, congela tu movimiento y abre los ojos: has hecho una escultura con tu propio cuerpo. Te has dejado llevar como las olas del mar y has fluido como el agua, improvisando y creando desde la nada.
Si nuestra imaginación sonora no es suficiente o nuestro entorno no deja que escuchemos ese sonido interior, igual podemos hacer trampa y buscar sonidos de mar para escuchar con los auriculares. Puede que la experiencia se intensifique y este viaje sea más profundo.
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Tú frente al mar
Observa esta pintura e imagina que la persona frente al mar eres tú.
Apréciala durante unos minutos sin que nada te robe la atención:
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- ¿sientes los efectos del mar?
- ¿puedes escuchar su sonido?
- ¿hace frío?
- ¿estas tranquilo/tranquila frente a esta escena?
Analiza este momento tuyo frente al mar y disfruta de las sensaciones que te entrega.
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(1) y (2) Bachelard, G. La poética del espacio. (2012)
(3) Corbin, A. Historia del silencio (2019)