La revista Suiza L’Illustré entrevisto por teléfono recientemente al famoso neuropsiquiatra Boris Cyrulnik, conocido por sus trabajos sobre la resiliencia. Da su opinión sobre la explosión de relaciones post-pandemia.
El psiquiatra francés Boris Cyrulnik, de 83 años, desde su casa en Francia analiza la pandemia e informa sobre el hecho de que podría traer un nuevo aliento de humanidad y de amor romántico. Haremos un breve resumen de su visión que compartió con el periodista Robert Habel.
Un nuevo signo de nuestra vulnerabilidad
Indica que la modernidad nos hace cada vez más vulnerables. Mejora las condiciones materiales, pero crea problemas incontrolables. Por ejemplo, se observa con las pantallas, que mejoran increíblemente nuestra comunicación, pero que destruyen nuestras relaciones emocionales y nuestra psique. La esperanza de vida está aumentando gracias a nuestro progreso técnico, mientras que las enfermedades degenerativas, los cánceres y los infartos aumentan constantemente. El coronavirus es un nuevo signo de nuestra vulnerabilidad.
Inventaremos una nueva cultura post-pandemia
En cada crisis, que sea una crisis natural – incendio, inundación, epidemia – o una crisis cultural – colapso económico, guerra-, somos testigos de un cambio en la cultura. Esto también sucederá en unas pocas semanas, después de mucho aburrimiento, después de muchas muertes, muchas ruinas, mucho sufrimiento. Muchas empresas se arruinarán; las librerías, por ejemplo, ya han cerrado. Amazon acaba de crear 100,000 empleos sobrepagados. Cuando se termine el virus, muchas de estas librerías arruinadas, con miles de trabajadores desempleados, no podrán reabrir. Será lo mismo en todas las áreas. Comenta que cualquier sea el pronostico de victimas de esa enfermedad, seremos afectados por la desgracia que les sucede a otros y finalmente inventaremos una nueva cultura, más humana y más respetuosa.
Sin código, la sociedad se autodestruye
Cree que la restricción es tranquilizadora, lo desconocido es agonizante. A las personas se les dice: “Si sales con un permiso, si te quedas en casa, si te lavas las manos, si estornudas en el codo, etc., aumentas las posibilidades de supervivencia”. Les damos un código de supervivencia. La gente tratará de respetarlo y creará en ellos la esperanza de sobrevivir. Vemos que en las sociedades libres y fáciles, como las sociedades europeas, hay muchos suicidios, porque las personas ya no tienen un código. Lo prohibido es una estructura afectiva tranquilizadora, lo prohibido no es el impedimento. El impedimento es la dictadura, donde no tienes derecho a hacer nada.
La restricción es tranquilizadora, lo desconocido es agonizante
En cualquier caso, nuestras sociedades se han vuelto ansiosas porque ya no hay suficientes reglas para vivir juntas y el individualismo se ha desarrollado de manera extrema. Entonces, hemos visto reaparecer la violencia en todas sus formas, la violencia de las violaciones, la violencia entre pandillas, la violencia gratuita. Cuando trabajaba como psiquiatra en ejercicio, tenía muchos niños muy delincuentes que peleaban todo el tiempo, que robaban, que no respetaban nada y que eran muy infelices. Junto a La Seyne-sur-Mer, donde vive, cerca de Toulon, estaba la Legión Extranjera. Estos jóvenes eran tan infelices que, muy a menudo, se alistaban en el ejército, en la policía o en la Legión Extranjera. En la Legión extranjera, hay un código increíblemente feroz. Estos tipos estaban protegidos por este código feroz. Aceptaron este código, fueron felices y cuando se retiraron, en la Legión, eran alrededor de 32 o 33, comenzaron a deprimirse y se suicidaron.
Una explosión de relaciones, asociaciones, lugares de diálogo
Ya teníamos cada vez menos contacto humano antes de la epidemia. La pantalla, que mejora la comunicación, altera las relaciones humanas. Cuando nos comunicamos por pantalla o por SMS, como lo hacen los jóvenes, la relación humana se deteriora, se daña. Dice haber visto que el 40% de los adolescentes no contestan el teléfono cuando ven que sus padres los están llamando, pero dicen que los aman. Los aman, pero ya no hay ninguna relación con ellos. Cree que después de la epidemia, habrá una explosión de relaciones, asociaciones, lugares de diálogo.
La sexualidad volverá a ser romántica
Dice que el hecho de no poder salir de casa creará una necesidad sexual más amplia y revivirá una forma de sueño sexual. El encierro causará un sueño de apego y ya no una sexualidad desenfrenada. La sexualidad volverá a ser romántica, mientras que en los últimos años ha sido una sexualidad torpe, una sexualidad que había perdido todo ese aspecto de ternura. Redescubriremos el apego, el príncipe azul, la mujer de sus sueños… Y cuando todo comience de nuevo, redescubriremos los lazos de afecto en parejas y familias. El confinamiento desarrollará el apego. Siempre es el mismo principio: cuando el medio ambiente es peligroso, la familia se convierte nuevamente en el refugio de protección.
Una solidaridad inestable
Según él, compartir las mismas dificultades que los demás parte de los lazos de solidaridad. Al comienzo de las guerras, las personas están muy unidas por tener un enemigo común. Al comienzo de la guerra de 1914, como la guerra de 1939, los franceses se unieron en odio a los boches. No duró mucho, pero al principio unió a los franceses. Había canciones como: “Los venceremos, los venceremos”. Pero cuando estalló la guerra, prevaleció lo real y allí fue un desastre. Pero como dice:
“Después de una catástrofe, siempre hay una revolución”
Esperemos que el desarrollo del apego prevalezca sobre las necesidades individuales y el miedo.
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Fuente: Boris Cyrulnik: «Après l’épidémie, il y aura une explosion de relations» publicado por Robert Habel el 26/03/2020: https://www.illustre.ch/magazine/boris-cyrulnik-apres-lepidemie-y-aura-une-explosion-relations