¿Qué es el estrés? ¿Qué síntomas tiene? ¿Sabías que hay un tipo de estrés beneficioso? En este artículo te explicamos qué es el estrés, sus síntomas y qué tipos podemos encontrar.
El estrés es una reacción que se inicia cuando aparece un incremento de las demandadas externas y el individuo debe hacerles frente. De hecho, el estrés es una reacción natural humana evolucionada a lo largo de los años, que tiene la función de preparar el cuerpo para enfrentarnos a las situaciones que experimentamos en el día a día. Por lo tanto, el estrés es imprescindible para nuestra supervivencia en el mundo. Aunque a veces sea una fuente de malestar importante.
Ahora bien ¿El estrés es siempre malicioso? La respuesta es no. El nivel de malestar dependerá de qué tipo de estrés estemos padeciendo. ¿Y qué tipos de estrés existen? Pues bien, según la ciencia existen dos clasificaciones generales: según el efecto que nos proporciona y según su duración. Veámoslas.
Tipos de estrés según el efecto de los síntomas en la persona
Según la organización española más relevante que estudia la ansiedad y estrés, la SEAS, existe tanto el estés positivo como el estrés negativo.
Estrés positivo
Experimentamos estrés positivo, cuando sentimos el control ante una situación. Es decir, cuando percibimos que la situación tendrá consecuencias positivas. Por tanto, la idea final que nos llega es que podemos manejar la situación sin ningún peligro.
Asimismo, el estrés positivo es el tipo de estrés que suele darse en primer lugar. De hecho, también es denominado estrés adaptativo o eustrés, ya que genera una activación óptima del sistema nervioso simpático, el cual nos otorga energía y nos encamina a acción para dar respuesta y adaptarnos ante las diferentes demandas del mundo que nos rodea.
Una vez ya hemos dado respuesta ante la situación, se activa nuestro sistema parasimpático, el cual nos ayuda a reequilibrar el nivel de energía del organismo, reconfortándonos con un estado calma y alivio.
Así pues, el estrés positivo es saludable y natural: nos prepara para superar con éxito los retos que nos surgen. Es por ello que este tipo de estrés está relacionado con emociones como la alegría, la felicidad y el orgullo.
Estrés negativo
Por otro lado, existe el tipo más conocido por todos: el estrés negativo. Experimentamos estrés negativo cuando percibimos que la situación nos va a acarrear consecuencias negativas.
Es decir, nos sentimos superados por la situación o demanda y, por lo tanto, creemos que no disponemos de los recursos suficientes para hacerle frente. En consecuencia, ello os hace intuir que no llegaremos con éxito a las meta que queremos asumir. Ante ello, se desencadena un exceso de activación del sistema simpático, normalmente desagradable.
De hecho, el estrés negativo también es denominando estrés desadaptativo o distrés, ya que genera un exceso de activación del sistema parasimpático que puede conllevar al bloqueo mental. Con ello, pueden aparecer emociones poco agradables como miedo, tristeza o ira.
El estrés negativo que puede acabar siendo perjudicial para el organismo si la respuesta es muy frecuente, intensa o duradera. Hay que intentar evitarlo en la medida de lo posible. Si crees que el estrés te está afectando en tu día a día recurre a un profesional para ayudarte a disminuirlo.
Tipos de estrés según la duración de los síntomas
Según la organización más importante en Psicología, la Asociación Americana de Psicología (APA), existen tres principales tipos de estrés según su duración: estrés agudo, estrés agudo episódico y estrés crónico. Hablemos más en profundidad de ellos.
Estrés agudo
El estrés agudo es el tipo de estrés más común y se genera ante la comparación de nuestro estado actual y nuestro futuro imaginado en relación una situación o una demanda del entorno. En dosis pequeñas es sinónimo de estrés positivo: es motivador y nos da energía para impulsarnos al éxito de nuestros objetivos.
Por el contrario, cuando los niveles de estrés agudo activan en exceso el sistema simpático y no dejan trabajar el sistema parasimpático para regular el organismo, nuestro cuerpo se agota y experimenta estrés negativo.
Entre los síntomas de estrés agudo, pueden aparecer dolores de cabeza, tensiones, malestar estomacal, irritabilidad o algo de tristeza. Aun así, dado que su duración es corta -de minutos a dos días – el estrés agudo es manejable y no causa daños importantes al organismo.
Estrés agudo episódico
Cuando una persona experimenta estrés negativo agudo con frecuencia durante más de tres días hablamos de estrés agudo episódico. De hecho, el estrés agudo episódico tiene consecuencias negativas para la persona a nivel físico y mental que pueden derivar a síntomas muy desagradables como dolores de cabeza persistentes, migrañas, hipertensión, dolor en el pecho o enfermedades cardíacas, así como estados emocionales como tristeza o frustración.
Por lo tanto, siempre será necesario tratar el estrés agudo episódico que por lo general requiere ayuda profesional, la cual puede tomar, como mínimo, varios meses.
Estrés crónico
El estrés crónico puede surgir cuando la persona lleva día tras día experimentado estrés negativo. Es el tipo de estrés más exacerbado de los tres, ya que se alarga en el tiempo: de meses a años.
Este tipo de estrés produce síntomas como fatiga perpetua, desgaste físico y mental que conllevan a estragos físicos por desgaste a largo plazo como crisis nerviosas o ataques de corazón. Asimismo, suelen aparecer sensación de desesperanza, desmotivación y presión constante.
Por lo tanto, los síntomas de estrés crónico requieren siempre tratamiento médico y psicológico con urgencia y periodicidad. La recuperación y sanación exigirá un trabajo profundo con uno mismo: un autoexamen profundo.
Si sientes que el estrés te afecta a tu día a día y quieres que te ayudemos a gestionarlo gracias a tu potencial creador, ponte en contacto con nuestro equipo. Te dejamos un enlace directo de contacto aquí.