La musicalidad se puede definir como todas las acciones consientes o inconscientes que son esquemas entendidos por el ser humano, las mismas implican organización sonora, desde una perceptiva generalizada en un proceso meta-cognitivo del ser humano.
“Algo tiene musicalidad o es musical si va acorde algunos características rítmicas y sonoras propias de la música y placenteras al oído” (Abello, Ramos; 2009)
La musicalidad inherente a nuestro andar se extiende al fluir de la vitalidad de las actividades conjuntas y nuevas, a las actividades colaborativas y comunales. Se transforma en materia de los rituales. Ejercitada desde nuestro pasado más remoto, la musicalidad incide extraordinariamente en el desarrollo de los bebes de todas las culturas. Impacta los últimos meses de la vida intrauterina, auditivamente sensible, a través de la melodía propia del habla y los ritmos biológicos.
La musicalidad envuelve su entera vida biológica-social-cultural, favoreciendo el desarrollo ontogénico. (Español; 2014)
Predisposición a la musicalidad
Con respecto a la predisposición biológica, cuyas características de estructuras sonoras se ven inmersas en el cuerpo de forma involuntaria heredadas genéticamente, como el latir del corazón, el respirar y/o el movimiento del cuerpo con un esquema rítmico melódico. También existe una predisposición cognitiva, el cual esta claramente presente en la armonía o creación de canciones u obras musicales, las cuales presentan una forma musical estructurada y procesamiento de la información melódica y su desarrollo.
Entonces cuando se habla de relacionamiento de información previa con la nueva, hay que recordar que el ser humano ya tiene consigo información previa musical. Desde ese punto se puede partir para la adquisición de nuevos conocimientos. Los mismos fundamentados desde las respuestas sonoras que presentan en los infantes.
Inteligencia Musical
El planteamiento de la inteligencia musical se menciona en la teoría de inteligencias múltiples planteada por Horward Gardner al cual, Justo (2014) hace mención, afirmando la existencia en el cerebro humano de zonas que rigen, de forma aproximada, dominios diferentes de cognición, desplegando un modo específico de procesar informaciones y competencias.
Esta forma de inteligencia puede o no formar parte de la vida cotidiana, fuera de las interacciones musicales, pero sin duda representa una constelación de habilidades perceptuales, estéticas y expresivas… En algunas personas, la inteligencia musical puede manifestarse y expresarse a través de estructuras musicales. Para otros, el abordaje improvisacional es necesario para que emerjan sus habilidades. (Zimbaldo, 2015)
Relación de las estructuras sonoras
Las estructuras sonoras son las relaciones organizadas que forman un todo, por ejemplo se considera a la melodía, ritmo, armonía, formas, texturas, entre otros, como estructuras sonoras, y en cada una de éstas tienen partes que a través de la interrelación forman dichas estructuras. Así pues, “El juego con las estructuras sonoras y musicales (melodías, ritmo, armonías, formas, estilos, etc) conduce a la internalización de las mismas. Su utilización posterior será diferente en los distintos individuos” (Gainza, 2009)