La terapia online es uno de los recursos psicoterapéuticos que más ha crecido en los últimos años. Varios análisis buscan comprender el por qué de ello, listando causas como las ventajas de los avances tecnológicos, la reducción de costes y el atractivo de las plataformas online, por ejemplo.
¿Terapia presencial o virtual?
Por parte de los profesionales de la salud mental, vemos distintas posiciones frente a estos cambios. Si bien existen terapeutas más abiertos y flexibles, que probable ya trataban pacientes por estas vías incluso antes, igualmente hay profesionales más rígidos y menos tolerantes a los cambios del encuadre terapéutico.
El tema es polémico y exige reflexión. Involucra factores complejos, como la línea teórica del profesional y la técnica que se utiliza para trabajar, por ejemplo. Sin embargo, está claro que la crisis del coronavirus desencadenó un aumento excepcional en las solicitudes por teleterapia, forzando hasta los psicoterapeutas más inflexibles a adaptarse a esta nueva realidad.
En fin, de verdad ¿hay una gran diferencia entre la terapia online y presencial?
La respuesta es sí, hay. En cualquier tipo de terapia, la presencia del cuerpo, del contacto y del intercambio paciente/terapeuta son factores fundamentales. Y está claro que eso se pierde en la virtualidad, en comparación al modelo presencial. Además, no podemos perder de vista que la terapia no es un proceso sencillo y rápido. Se trata de un trabajo que exige dedicación del terapeuta y del paciente, para ir más allá de las soluciones fáciles y generalizadas.
Sin embargo eso no descalifica las terapias por vía online. Aunque haya pérdidas y cautelas que debemos tener, también existen beneficios indudables. En el caso de pacientes con poca capacidad de movilidad o personas que se hayan trasladado a otro país, esta puede ser la única vía posible de involucrarse en un proceso terapéutico. Más allá de eso, podemos listar otros beneficios como el ahorro de tiempo y desplazamiento, la seguridad que el entorno hogareño puede promover y, principalmente, la accesibilidad al tratamiento. Y me parece evidente que cualquier terapeuta respetuoso con la ética del cuidado pondría la accesibilidad a la psicoterapia en primer plano.
Un cambio estructural en el universo de la salud mental
Además de las circunstancias y factores enumerados antes, actualmente estamos inmersos en un contexto de paralización y encierre que apenas admite que sigamos nuestras actividades “no esenciales” virtualmente. Como la psicoterapia integra esta clase de trabajo no esencial, puede que estemos ante un cambio estructural en el universo de la salud mental. Una transformación radical en nuestra concepción sobre las terapias en línea (principalmente aquellas de los profesionales más conservadores), incluso tras la cuarentena acabar.
Eso no quiere decir que no haya normas y una ética a ser cumplida por parte de los psicólogos y terapeutas en vías online. Como destaca el psicólogo y nutricionista Alejandro Vera:
“Es importante no perder de vista que no todas las teleterapias son válidas y que debemos encontrar alguna manera de regular los servicios que se ofrecen a fin de no caer en un “vale todo”
El universo de la salud mental debe ser tratado con seriedad y prudencia, y los profesionales deben estar debidamente capacitados a una escucha terapéutica, en línea o presencialmente.
Dicho esto, no me parece sorprendente que en un futuro próximo nos encontremos con un aumento creciente de los profesionales de salud mental trabajando en consultorios virtuales. Y esto puede significar una ampliación estupenda en la accesibilidad de la gente a las sesiones de terapia. Con cuidado, prudencia y la formación adecuada, quizás este pueda ser un cambio estructural positivo en dicho sector. Que, además, puede hacer con que el trabajo en salud mental sobreviva, fortificado, a la crisis prevista para los próximos meses.
👋🏼 ¿Te gustaría conseguir un acompañamiento psicológico durante esta cuarenta?