Karla Shibell Yépez Defaz ¿Sabías que la creación de mandalas es verdaderamente beneficiosa para nuestro equilibrio emocional? En arteterapia la expresión gráfica y artística permite a las personas representar simbólicamente su mundo interior, y así poder conocerse y expresar sus emociones mejor. El mandala es una de las representaciones gráficas que se usa como técnica de autoconocimiento en arteterapia.
¿Qué son los mandalas?
Los mandalas son diseños concéntricos compuestos de formas geométricas y colores vistosos. En el budismo y el hinduismo se usan para representar simbólicamente el universo, además de para expresar y darle significado a la relación existente entre el ser humano y el universo.
Etimológicamente, la palabra mandala tiene su origen en el sánscrito (lengua clásica de la India) y significa círculo sagrado, rueda o totalidad.
El uso terapéutico del mandala
Hay varias formas de trabajar con mandalas en arteterapia:
- Diseñar o crear un mandala. Permite la expresión de las emociones y la representación del mundo interno mediante un diseño original con colores y formas escogidas.
- Colorear el mandala. Conlleva colorear un diseño en blanco lo que favorece la aplicación de la colorterapia. Sin embargo colorear es mucho menos efectivo que crearlo, ya que la intencionalidad es menor.
- Visualizar un mandala. Consiste en observar durante unos minutos un mandala ya elaborado con la intención de inducir un estado de relajación, asociándose a la Psicología del color, que relaciona los colores con el estado de ánimo.
El mandala como técnica de autoconocimiento en ArteTerapia
Carl Gustav Jung es mu conocido por su teoría del inconsciente colectivo y por haber definido los 12 arquetipos de la personalidad. También fue él quien introdujo el uso de los mandalas como herramienta terapéutica en psicología, más adelante utilizada en ArteTerapia.
El mandala, cuando lo creamos desde cero, representa una imagen emergente del inconsciente cuyos aspectos subjetivos se relacionan con nuestras percepciones y con nuestro mundo interior. Es decir, el mandala permite la expresión de nuestras ideas, emociones, pensamientos, valores, juicios… Lo cual favorece el autoconocimiento cuando la persona que lo ha creado lo analiza a posteriori. Además, durante la creación también aparecen pensamientos y emociones de valor para la persona que lo está creando.
El mandala desde la perspectiva de Carl Jung
Carl Jung afirma que el mandala representa “una realidad psíquica independiente”. Lo describe como una especie de círculo mágico que permite la contemplación y la meditación.
Sostiene que, al ser una forma concéntrica, genera la fuerza en el centro y es un símbolo de unidad y de equilibrio entre la realidad y los conflictos internos. Este trabajo sobre el equilibrio psíquico (de la mente) aumenta el bienestar personal.
El sí mismo: el mandala interior
El mandala corresponde a una representación simbólica de nuestro desarrollo psíquico. Según Carl Jung todos tenemos dos componentes psíquicos; el “Yo” y el “Sí-mismo”, siendo el Yo el centro de la conciencia, y el Sí-mismo un punto de equilibrio entre lo consciente y lo inconsciente.
Carl Gustav Jung refiere que “los mandalas son la totalidad de nuestra mente, la parte consciente y la inconsciente”.
Metafóricamente, se considera que el centro del mandala simboliza el Sí-mismo, representando también la meta alcanzada por el peregrino que atraviesa el largo y difícil camino hasta el centro.
Beneficios de emplear el mandala como técnica de autoconocimiento en arteterapia
El uso terapéutico del mandala permite simbolizar el mundo interior, favorece el autoconocimiento y el equilibrio interior, y desarrolla la creatividad.
- El simple hecho de observarlo nos ayuda a relajarnos. A su vez, esta relajación permite disminuir el estrés y la ansiedad.
- Favorece la meditación y puede utilizarse para estimular la atención plena (mindfulness).
- Su creación requiere focalización, lo que mejora la atención y concentración.
- Facilita la identificación y expresión de las emociones de manera creativa y abstracta.
- Permite generar conciencia y sinergia con nuestro mundo interior.
Sugerencias para beneficiarte del mandala como técnica de autoconocimiento
- Si te cuesta empezar un mandala desde cero, puedes empezar descargando plantillas en blanco para colorear.
- Cuando te sientas un poco más segur@, empieza a crear tus propios mandalas.
- Te sugiero que empieces con formatos de cartulina A3.
- Utiliza la gama de colores que desees y en cualquier material.
- Considera que es una actividad que pueden realizar niños y adultos.
- Y, por último, se puede realizar de manera colectiva o solitaria.
- ¡No hay reglas para ser creativoǃ
Luego hazte preguntas sobre el proceso y tu mandala:
- ¿Qué pensamientos o emociones has tenido mientras lo creabas o coloreabas?
- ¿Qué colores has utilizado? ¿Por qué crees que has usado esos y no otros? ¿Con qué relacionas esos colores?
- Lo mismo con las formas: ¿Qué formas has utilizado y por qué? ¿Con qué las relacionas?
- ¿Qué emociones o pensamientos te vienen a la mente cuando observas tu mandala?
- ¿Te gusta o no te gusta? ¿Por qué? No se trata de hacer un juicio de valor sino usar esta información para conocerte mejor.
- ¿Cambiarías algo o lo dejarías tal cual? ¿Cómo lo cambiarías para mejorarlo?
💡 También, te recomiendo dos herramientas tecnológicas y dos sitios web donde podrás descargar plantillas de mandalas:
- App: “Mandalas para colorear” con esta aplicación podrás colorear y escuchar música relajante.
- App: “Mandala Coloring Book” con esta aplicación puedes escoger colorear con marcador, lápiz de color, pincel utilizando una amplia gama de colores.
- Plantillas de mandalas para niños en el sitio web “Orientación Andújar”.
- Plantillas de mandalas para adolescentes y adultos en el sitio web “EduFichas”.
Bibliografía
Forereo, B., Piñeros, C., & Pardo, D. (2014). Los mandalas y su utilidad terapeútica desde la psicología transpersonal (monografía). Bogotá: Universidad Cooperativa Colombia.
Riera, M., & Llobell, J. (2017). El mandala como herramienta de conocimiento personal. Arteterapia. Papeles de arteterapia y educación para inclusión social, 141-158.
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