A lo largo de nuestra trayectoria académica aprendemos que la poesía es un escrito peculiar el cual precisa de rima. De hecho, podemos recordar con relativa facilidad esos ejercicios fatigosos destinados a aprender qué son las rimas asonantes y consonantes. No obstante, el objeto principal de la creación poética no son las rimas, ya que estas nos suscitan el mismo interés que un adorno de Navidad o el envoltorio de un regalo, al ser no más que un recurso estilístico. Entonces, ¿Cual es la verdadera motivación del individuo que emprende el camino de la lectura y la escritura poética? La necesidad o la voluntad de comprender e integrar sus vivencias. Desde esta perspectiva es cómo podemos leer y escribir poesía sin aburrirnos en el intento.
Leer poesía de un modo personal y alejado de los esquemas mentales
Así pues, si queremos sentirnos apelados por el saber poético, debemos predisponernos a leer poesía de un modo vivencial. ¿Cómo se consigue eso? Huyendo lo más lejos posible de los esquemas mentales y concentrándonos en la sensación interna que nos provoca el poema en cuestión.
Es necesario comprender que lo verdaderamente importante de la poesía no es lo explícito, si no más bien hacia que lugar, emoción, persona, etcétera, nos consigue conducir el poema.
Por tanto, es importante dejar que los versos nos penetren y nos conmuevan, agiten, entristezcan, enfaden y un largo etcétera.
Escribir de un modo genuino y honesto
Hasta cierto punto, no existe diferencia entre lo que vertebra la lectura y la escritura de poesía, ya que lo más importante para realizar ambos ejercicios es poner el foco de atención en la propia subjetividad. No obstante, para escribir poesía de un modo efectivo es necesario hacer un acto de valentía y acercarse a ese palpito que todos podemos sentir en nuestro fuero interno cuando nos damos cuenta de cómo realmente vivimos las distintas experiencias que nos van sucediendo; sin subterfugios. Es difícil escribir un poema que tenga algún valor, si no hemos sabido ser genuinos y honestos a la hora de redactarlo; al final, lo esencial de la poesía es la verdad subjetiva que reside en nuestra vivencia emocional cuando interaccionamos con el mundo.
Entonces, ¿Cómo puedo conectar con la poesía?
Todo buen escritor de versos consigue que los lectores experimenten a través de sus poemas. Esta fantástica capacidad se consigue siendo un buen comunicador de la vivencia propia. Si el poeta consigue su fin, escritor y lector se conectan a través del carácter universal que tienen todas las experiencias, por más subjetivas que estas nos puedan parecer.
Así, lo que debemos entender principalmente es que esta conexión que surge de la interacción entre el individuo y el poema, nos posibilita adquirir consciencia de nuestro mundo perceptivo y emocional, condición necesaria para la aceptación y la integración de las vivencias como parte constitutiva de nuestra identidad y de nuestro autoconcepto. Si tenemos claro que la poesía debe ser entendida desde esta perspectiva, entenderemos cómo podemos leer y escribir poesía sin aburrirnos en el intento.
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